COMPASIÓN
La Real Academia Española (s.f.) define la compasión como el “sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien”. Aunque en Occidente se ha entendido tradicionalmente como lástima o pena, desde la psicología y las tradiciones orientales, como el budismo o el taoísmo, se comprende la compasión (cí) como “el sentimiento que surge al presenciar el sufrimiento del otro y de uno mismo y que lleva al deseo de ayudar” (Goetz et al., 2010). Tiene su correspondencia con el concepto budista de karuṇā (Soothill & Hodous, 1995).
La psicóloga Kristin Neff (2007), uno de los mayores referentes en terapias de mindfulness basadas en compasión, considera que las prácticas de compasión deben basarse en tres pilares fundamentales, que tienen una perfecta correspondencia con la visión daoísta:
La psicóloga Kristin Neff (2007), uno de los mayores referentes en terapias de mindfulness basadas en compasión, considera que las prácticas de compasión deben basarse en tres pilares fundamentales, que tienen una perfecta correspondencia con la visión daoísta:
- Mindfulness, es decir, hacerse consciente del sufrimiento tanto en uno mismo como en los demás seres vivos, sin excepción.
- Humanidad compartida, entendiendo que las emociones, así como sus causas y sus consecuencias, son vivencias comunes que han experimentado, están experimentando y experimentarán millones de seres.
- Compasión y autocompasión, esto es, una comprensión y actitud bondadosa hacia uno mismo y hacia el resto de seres sintientes, así como una acción que lleve a reducir el sufrimiento de los mismos.
(*) La práctica de Mindfulness y Compasión no sustituye ni excluye la atención o el tratamiento médico, psicológico o farmacológico, prescrito por profesionales sanitarios.